lunes, 8 de junio de 2015

Sensacionalismo apocalíptico en el s. VII ¡¿La historia se repite?!





Durante las primera décadas del s. VII el Imperio Bizantino, legítimo heredero del Imperio Romano en Oriente,  atravesaba por una de las crisis más agudas de su historia. El Imperio era acosado  prácticamente en todas sus fronteras por  diversos contingentes enemigos. Por un lado, los visigodos en Hispania (España); por otro, los lombardos en Italia; los ávaros y eslavos en los Balcanes. Pero no fue sino con los persas y en especial con los árabes musulmanes, que la crisis del Imperio se agudizó hasta el punto de perder  la soberanía territorial sobre sus provincias orientales (que corresponden aproximadamente con Siria, Palestina, y Egipto) momentáneamente con los persas y definitivamente  con los árabes. Ésta última ocupación moldeó dramáticamente el panorama y el  paisaje cultural de todo el Cercano Oriente hasta nuestros días.

Estas dos invasiones, la persa y la árabe, provocaron que muchos autores de la época, y posteriores, desarrollaran dentro de sus trabajos de carácter histórico (crónicas) y no tan histórico (poemas, panegíricos, homilías religiosas) interpretaciones de tipo apocalíptico de los acontecimientos que venían acaeciendo en esos intranquilos años del s. VII. Los ejemplos  en las fuentes literarias de la época son numerosos: Sofronio, Sebeos, Nikeforo, el autor anónimo de “la doctrina de Jacobo”, etc.  Por ejemplo, este último, haciendo referencia a la llegada del Islam, nos dice:

"¿Cuándo dice el profeta Daniel que tendrá lugar la Parusía de Cristo? Justo responde y dice: anuncia que después de 69 semana toda profecía cesará, y que luego, después de un cierto tiempo, tendrá lugar la venida de Hermoloas, el diablo mentiroso, y después lleagará el gran día brillante y glorioso de Cristo (…) Jacob pregunta: ¿en qué situación te parece que está la Romanía? (…) Justo responde que aunque está un poco disminuida, esperamos que resurja de nuevo, en tato en cuanto aun tiene que llegar Cristo, que es el principio de la cuarta bestia, es decir, la Romanía."

Doctrina Jacobi nuper batizati. III.8  

Muchos hasta aquí, probablemente, os habéis preguntado a que viene esto de contar la interpretación bizantina de tales invasiones.  La respuesta es sencillamente fácil, nosotros el día de hoy estamos haciendo algo parecido.
Hoy en día, muchos hermanos en la fe, basados en un sistema escatológico dispensacionalista, ven en cada guerra, en cada enfrentamiento,  en cada lucha, y en cada movimiento,en especial en Medio Oriente, la señal inminente de que el “fin del mundo” está cerca, o que, en su defecto, somos la última generación, incluso algunos  se han atrevido a poner fechas. Esto, hermanos, se llama sensacionalismo. Pero  esta forma de interpretar los acontecimientos no es para nada nuevo como ya hemos visto. Si hubo personas que realmente tuvieron relativamente razones para pensar que la parusía estaba a las puertas, esas personas fueron los bizantinos en el s. VII.

Jerusalén, por citar una referencia de lo que hemos dicho, fue tomada por los persas en el 614 d.C. después de veintiún días de asalto a la ciudad. Antioco Estrategos, testigo de los acontecimientos,  nos refleja esta imagen a posteriori de los hechos:

“¿Cuántas almas fueron muerta en el depósito de Mamel? ¿Cuántos murieron de hambre y sed? ¿Cuántas sacerdotes y monjes fueron asesinados por la espada? ¿Cuántos niños fueron aplastados bajo los pies, y perecieron por el hambre y la sed, o languidecieron a través del miedo y el horror del enemigo? ¿Cuántas doncellas, rechazando sus ultrajes abominables fueron entregadas a muerte por el enemigo? ¿Cuántas padres perecieron sobre su propios hijos? ¿Cuántas de las personas que fueron compradas por los judios y descuartizados llegaron a ser confesores de Cristo? ¿Cuántos huyeron a la Iglesia de la Anastasis, en Sion y a otras Iglesias, y fueron masacrados en ella y consumido con fuego? ¿Quién puede contar la multitud de los cadáveres de los que fueron masacrados en Jerusalén?”
Antiochus Strategos. 508-509  

No quiero imaginar la cantidad de fuentes literarias de tipo apocalíptico que se hubiesen producido, si los actuales sensacionalistas hubiesen vivido  en esos años dentro de las fronteras del Imperio Bizantino. Por tanto, hermanos, por medio de este ejemplo histórico, evitemos caer en necios sensacionalismos. Esperemos con ansias  la venida de Nuestro Señor Jesucristo, el Señor de la casa. Pero sin dejar de hacer lo que Él nos ha mandado

“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
San Mateo 24:45-46

*Este post lo publiqué originalmente hace más de un año en el blog del Volvamos a las fuentes bajo el título de ¿Sensacionalismo apocalíptico en el s. VII?



Jesús A. Zamora Alarcón.

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